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A estas alturas

Hace unos diez años o más – la cosa es que ya no me acuerdo bien – estaba hablando con una doctora que quería ayudarme a resolver mis conflictos psicológicos a causa de recientes y catastróficas rupturas.

En un momento le dije algo como “lo que pasa es que a estas alturas…” y me interrumpió rápidamente: “Nada de ‘a estas alturas’, me dijo, la vida no ha terminado”. Es verdad, pero igual…

A estas alturas ya no me importa si salí de mi casa con el pelo desordenado o si la gente se da cuenta que mis calcetines tienen un corte para que no me lastimen la piel.

A estas alturas me halaga, en lugar de ofenderme, que me digan algo como “Eres como los niños”. Tengo una resistencia persistente y orgánica a madurar.

A estas alturas no me seducen los romances o enamoramientos vespertinos, aunque fui enseñado recientemente que al amor hay que respetarlo en todas sus expresiones, aunque uno sea un exiliado voluntario de sus territorios.

A estas alturas me acurruco en el rincón más agradable de mi jardín secreto; allí me sale el habla que les mento aquí y también ciertas reflexiones inconfesables respecto de doctrinas, instituciones y señores gobernantes. Verdaderos interesados pueden consultarme en mi correo personal.

A estas alturas derivo rápidamente a los jóvenes toda visión sobre proyectos de alcance mundial y las grandes producciones que se proponen llegar a todos los rincones del planeta. Me pasa que no puedo creer que el amor de Dios sea reemplazado por artilugios virtuales diseñados a considerable distancia de la realidad.

A estas alturas ya no me sale inclinarme respetuosamente ante los dignatarios, los miembros del sagrado colegio y sobre todo ante esas criaturas devenidas celebrities que inventaron una canción, una película, un sistema de auto ayuda magnífico o un personaje chistoso. Sobre todo, ante ellos no. Si no puedo evitar estar en la zona me quedo a cierta distancia procurando por todos los medios pasar absolutamente inadvertido.

A estas alturas procuro diligentemente seguir confrontando mis creencias a ver si todavía puedo descubrir cosas nuevas y conquistar más espacios de libertad, paz e independencia de funcionarios y controladores.

A estas alturas, al menos esas cosas me puedo permitir, ¿no les parece?

Benjamín Parra Arias

Hay otros universos alrededor nuestro. Contenidos, significados, códigos diversos. Sobre todo, vidas intensamente reales. Espejos donde nos vemos tal cual. Imaginaciones, sueños, broncas, esperanzas, crónicas y memorias...

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