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Ayúdenme…

Sé que ya me he referido a este asunto varias veces aquí. Y debería sentirme satisfecho por haber tenido la oportunidad de expresar mis pensamientos al respecto.

Pero me sigue asombrando la extraordinaria cantidad de contenidos en el medio cristiano que están orientados a “ayudar” a los creyentes a resolver problemas fundamentales: temor, inseguridad, depresión, problemas con los hijos, con los cónyuges, con ciertas adicciones, problemas financieros, sólo por nombrar los más característicos.

Semejante ocupación por parte de los expertos para orientar a la atribulada audiencia ha teñido considerablemente el mensaje evangelístico. Hoy se predica un evangelio basado en la administración de los conflictos humanos: Cristo la solución a tus angustias y necesidades. Dios ya no ocupa el centro del mensaje sino tu problema.

Considerar los problemas propios como algo central en la relación con Dios y con el evangelio dista mucho de lo que Jesús dijo al referirse a sus verdaderos discípulos:

Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. (Lucas 9:23-24).

El evangelio es la buena noticia: Dios ama al mundo. Pero amar al mundo significa sacar los ojos de uno mismo y ponerlos en las otras personas.

Todos lo que quieran vivir de acuerdo a la verdad y a la justicia van a sufrir persecución y malestares. Estamos en un mundo donde predomina el egoísmo y la maldad. El bien no es popular. Puede costarle la vida a las personas.

Si uno mira a la Biblia con cierta dedicación – cosa que la mayoría de los creyentes NO hace – hallaría que seguir a Dios y a su palabra, en casi la totalidad de los casos, importa sufrimiento y contrariedad. De modo que si uno espera que el evangelio sea una gira de felicidad anda bastante perdido.

Ser cristiano por un evangelio que solucione problemas, sane, alivie, refresque, resuelva y consuele viene a ser lo mismo que seguir todas las ofertas del mercado de autoayuda: religiones, rituales, ejercicios, procedimientos mentales, medicinas, ungüentos, pociones y letanías.

El amor y la verdad producen efectos positivos y estables. Pero el objeto de todo eso es ofrecer más efectivamente la vida para el bienestar de los demás.

Benjamín Parra Arias

Hay otros universos alrededor nuestro. Contenidos, significados, códigos diversos. Sobre todo, vidas intensamente reales. Espejos donde nos vemos tal cual. Imaginaciones, sueños, broncas, esperanzas, crónicas y memorias...

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