La dicotomía entre un hermoso atardecer y una turbadora tormenta. No se si disfrutar o salir corriendo. ¿Qué hacer cuando el amor y la tragedia vienen de la misma mano? ¿Que priorizar cuando la vida me sonríe pero me pide algo a cambio?
Un aplauso cuando se esconde el sol, a lo mejor que tiene para darnos, a una obra de arte que con su sola belleza ya se hace querer. No tiene que hacer mas nada que ser.
El viento se levanta como una sorpresa inesperada, y Comenzamos todos a correr sin creer que se hizo esperar para que disfrutáramos el atardecer.
Muchas cosas en la vida tienen esa misma amabilidad.
La tormenta se apropia del lugar, mis expectativas e ideas se ven inundadas por sus truenos y verdades.
Al final todo depende de mi. Porque al fin y al cabo es mi vida, y mi historia la que cuenta. El atardecer y sus rojos besos me regalaron una felicidad tan grande que aunque la lluvia venga y ya no lo pueda ver, lo recuerdo. Con gran agrado.
Se me escapa una sonrisa, y un pasito de alegría, mientras sigo mi camino, bailando bajo esta lluvia fresca, que pronto pasara.
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