“Estoy bien pero ya se me va a pasar…” Así se me ocurre responder a veces a las personas que me preguntan cómo estoy. Le oí a un amigo esta respuesta una vez y encontré que era sutilmente provocativa. Por una sencilla razón: “¿Cómo estás?” es posiblemente la cláusula de saludo que más conversaciones sepulta en la nada. No nos queda más que una lacónica posibilidad de respuesta: “bien”, “mal”, “más o menos”.
En realidad, la mayoría de la gente te pregunta cómo estás para resolver el tema de un saludo amigable sin mayores consecuencias. En Argentina cuando hago esta pregunta me responden rápidamente: “Bien, ¿vos?” La mayoría de las personas no tiene tiempo para oír cómo estás ni ganas de contarte cómo están ellos. Creo que es más honesto sólo decir “Hola” o “Buen día”. Eso es todo lo que se necesita en el mundo de hoy.
Cuando digo “Estoy bien pero ya se me va a pasar” las personas se descolocan un poco. Porque los estoy invitando a que me pregunten qué quiero decir. Y —¡pobres!— no saben si quieren pasar la próxima media hora escuchando lo que me pasa. Además, los pone en la peligrosa posibilidad de que les toque hablar de sí mismos. Y eso, para como están las cosas hoy por hoy en el mundo, ya es demasiado pedir.
Pero, ¡cuidado! No faltan las personas que cuando oyen que no estás muy bien suponen que tiene el deber de dictarte diligente cátedra. Te recuerdan los atributos de la fe, la oración, los ejercicios espirituales, el último libro de ese autor que explica brillantemente por qué sufrimos en esta vida. O, lo que a veces es peor, sin que se lo pidas, te endilgan su experiencia de cómo salió del pozo de la desesperación y su receta.
Cuando tengo la más leve sospecha de que estoy por saludar a una de esas infaltables personas, me apresuro a decir: “Estoy muy bien, gracias”.
Sin embargo, dejemos espacio para lo bueno en esta tan sombría y cínica reflexión. Abramos la puerta para decir que sí hay momentos felices, en los cuales estas fórmulas de saludo abren la puerta a conversaciones deliciosas.
Conversaciones que nos recuerdan que el tiempo para tocar y ser tocados por las vidas de los otros sigue siendo una maravilla. Aunque hay que reconocerlo ya son bastante escasas. Pero lo bueno que tienen es que son un fiel llamado de atención a recordar nuestra patente humanidad.
Nunca nada, ningún artefacto ni instrumento virtual, va a reemplazar la potencia de este contacto cara a cara, boca a boca, ojo a ojo, para saber cómo están las personas que realmente nos interesan. Prueben alguna vez a decir “Estoy bien pero ya se me va a pasar”.
Cuaderno íntimo – Entrada 2: Estoy bien pero ya se me va a pasar – Esta serie resume brevemente lo que pienso y siento. Ojalá les guste. Es una invitación a oír la propia voz interior, porque somos más parecidos que diferentes.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
La licenciada Débora Pedace nos habla de 6 pasos para el autoperdón, la importancia de…
Mientras vivimos en una sociedad que valora las apariencias, Dios nos llama a enfocarnos en…
Como mujer se te puede hacer difícil manejar tu vida y hoy te traemos cinco…
¿Qué significa esperar en Dios? Confiar en Él, en Sus promesas y Su tiempo perfecto.…
Como cristianos, uno de nuestros mayores llamados es ser transformados a la imagen de Cristo.…
El Buen Pastor, Jesús, no te dejará y por más lejos que te encuentres, te…
View Comments
Genial. Los disfruté mucho. Gracias.