Un verano invencible dentro de mí. He tenido que pensar constantemente en estos días en esta cita:
En la profundidad del invierno, finalmente aprendí que dentro de mí había un verano invencible.
Cita de Albert Camus (1953). Créditos finales de la película “Ashes in the Snow”
La medicina que me aplican en la quimioterapia contra el cáncer tiene un ingrato efecto. Me produce una fuerte sensibilidad al frío. Cualquier contacto con algo frío o helado me produce una especie de electricidad estática en las manos y la garganta.
Tengo que tomar los líquidos tibios y usar guantes o un paño de cocina para sacar cosas del refrigerador. Esta incomodidad de extiende al salir a la calle cuando hace mucho frío. Es como que lo siento el doble de los demás.
Ha habido días en que eso me ha desanimado mucho. A veces siento como que nunca más voy a volver a vivir una vida normal. Por eso fue que, cuando terminé de ver “Ashes in the Snow”, leí esta esta frase de Albert Camus y me la apropié: un verano invencible dentro de mí…
Alguien podría preguntarse por qué no cito versículos de los Salmos, que traen mucho contenido respecto de los tiempos de sufrimiento.
Por dos razones. Una, porque me llegan diariamente de parte de un pastor amigo y esa parte está “cubierta”. Otra, porque no hay sólo una manera bíblica de recibir consuelo o estímulo. Yo afirmo que la verdad circula también fuera del texto bíblico.
Si no, nadie podría explicar por qué tantos cristianos usan citas de otros autores para animar, fortalecer o consolar.
También porque es imposible no asombrarse de la belleza de algunas palabras: “Dentro de mí había un verano invencible”.
Francis Schaeffer dijo una vez que si un cristiano no es capaz de asombrarse frente a la belleza del arte renacentista, es un “pobre hombre”.
Hagamos una analogía entre el “verano invencible” y la fe, o la esperanza, o el amor. Lo que la teología llama las virtudes teologales. Para que estas virtudes brillen, es precisa la presencia de la oscuridad del dolor y el sufrimiento.
La película que cito cuenta la historia, inspirada en hechos reales, de una joven artista que sufre y sobrevive a los campos de trabajo en Siberia y en el Círculo Polar Ártico. En la época de José Stalin murieron allí millones de personas. La mayor parte de la trama ocurre en el frío y en la nieve.
Por eso es que cuento esta historia, Porque tengo una pelea “quimioterapéutica” con el frío y la película me expuso a la idea de resistir. A creer que había un verano invencible dentro de mí.
Creo que dentro de cada ser humano existe esa fuerza interior que se fortalece precisamente en la adversidad. En ese empeño me encuentro hoy. A veces me vence la bronca de mi estado. Pero vuelvo a levantarme.
Entonces, uno agradece a Dios que nos haya dado esa fuerza interior.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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