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Invierno

El invierno se va metiendo de a poco en los huesos, que con los años adquieren una sensible fidelidad a sus humores de viento y humedad. Va tiñendo de gris el orden de los álamos y la silueta de los edificios. Adquiere a veces unas heladas y vaporosas tonalidades de rosa y blanco en el lento martirio del atardecer.

Va silenciando el entusiasmo y las ganas. Se dirige uno a esconderse bajo las cobijas más temprano porque el cuerpo ya no tiene las ocupaciones de la juventud y tampoco está interesado en ellas. Se sorprende uno de saber que hay gente que se quita la vida en primavera, cuando en realidad son estos días ateridos los que convocan a esas sombrías aspiraciones del ser desnudo.

Hubo una época en que la lluvia tenía un magnetismo salvaje para mis emprendimientos creativos, para mi prosa sensible; como que no era sólo la cara que me limpiaba su líquido discurso vertical, sino el alma misma, ya tocada por los remordimientos aprendidos y la conciencia de los rituales. La lluvia abría para mí la maravilla de los helechos y la bruma que coronaba los cerros de Licán Ray y sentía entonces que podía poseer lo que quisiera. Ahora nada más me moja los zapatos, me enfría los pies y me provoca romadizos y congestiones interminables.

Buscaba la caricia del frío, las notas del viento, el amparo del nubarrón llamándome a los límites de la fantasía, fuera en la estación de San José de la Mariquina o en la ribera del río Calle Calle. Era un camino de conquista para lo único, lo singular, lo independiente, lo lejano, libre al fin de conceptos, razones, equilibrios, compensaciones y correspondencias.

Entonces, que los años pasan olvidé y que el tiempo vuela recordé se hizo más que frase de canción. Devino toma de conciencia – había que abrigarse, había que reconocer el imperativo de la piel adelgazada y frágil, había que sucumbir ante la realidad de los huesos y de la carne marchita. Había que aceptar y no negar. Entonces el invierno fue perdiendo su magia y ahora no es más que el anuncio de ciertos estados febriles, de algunas sinusitis inoportunas y de recogerse temprano.

Pero jamás, absolutamente jamás la bolsa de agua caliente y los calzoncillos largos. Uno todavía retiene alguna dignidad…

Benjamín Parra Arias

Hay otros universos alrededor nuestro. Contenidos, significados, códigos diversos. Sobre todo, vidas intensamente reales. Espejos donde nos vemos tal cual. Imaginaciones, sueños, broncas, esperanzas, crónicas y memorias...

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