Nos protegemos de las enfermedades, pero un estudio afirma que deberíamos preocuparnos porque la violencia es tan contagiosa como una pandemia.
La respuesta ante una agresión generalmente es la violencia. El problema es que esta clase de reacción nunca termina; todo lo contrario, es como un fuego que se alimenta y continúa creciendo. Al observar este comportamiento, los estudiosos empezaron a profundizar en este tema. Lo que descubrieron fue que la violencia es más contagiosa de lo que pensamos.
Es casi imposible que un ser humano viva sin relacionarse con otros. Las personas que nos rodean ejercen diferentes grados de influencia en nuestro comportamiento. En algunos casos, es para bien, pues contribuyen a nuestro crecimiento y madurez. No obstante, no todos siempre el impacto es positivo.
Un estudio hecho por la Universidad de Columbus demostró que la violencia puede ser contagiosa. Los investigadores analizaron el comportamiento de adolescentes de 12 a 17 años durante varios años, y concluyeron que:
Brad Bushman, psicólogo que fue parte de la investigación, afirma que:
La gente aprende la agresión y la violencia de la misma manera que aprende otros comportamientos, a través de la experiencia directa y observando a otros.
Además, Bushman y su compañero en la investigación, Robert Bond, comparan a la violencia como una infección:
Al igual que otras enfermedades contagiosas, uno puede prevenir y tratar la violencia. La prevención viene en forma de evitar la exposición a la violencia.
Gracias a los resultados que obtuvieron, los especialistas recomiendan que los padres enseñen a sus hijos a negociar y llegar a un arreglo antes de recurrir a la violencia.
Otro grupo de investigadores explica que ≪Vemos violencia causando violencia en su entorno más agudo en casos de represalias por violencia de pandillas e incluso en la guerra.≫ Ellos vieron que la violencia incrementaba cuando se respondía con violencia en las guerras civiles o intraestatales, y guerras entre estados o guerras interestatales, como la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, la peor respuesta ante la violencia es actuar de la misma forma que el agresor.
Pese a que estos resultados parecen alarmantes, diversos estudios también confirmaron que el comportamiento positivo y los valores, también son contagiosos. Es decir, así como imitamos y nos dejamos guiar por lo malo; también podemos transmitir lo bueno.
Las buenas acciones y valores se imitan, y pueden ser la mejor forma de contrarrestar la violencia.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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