Recibí un mensaje que muestra varios momentos de la serie Los supersónicos que veíamos a mediados de los años setenta; era la época de la televisión en blanco y negro, sin control remoto y cuatro canales en nuestra ciudad. La imagen muestra escenas de teletrabajo, teleclases, consulta médica por pantalla, videollamada y cápsulas protectoras, cosas que pensábamos imposibles.
Varios estudios revelan cómo series o películas han mostrado ciertos aspectos del futuro: Viaje a las estrellas, Perdidos en el espacio, Blade Runner, 2001 Odisea del espacio son algunas de ellas. Robots y androides, telefonía con imagen, celulares, rayos láser, imágenes del espacio exterior, inteligencia artificial.
La ciencia ficción de hoy no va a la zaga: Black Mirror, Altered Carbon, Soy leyenda, Mad Max, Matrix son algunas de las producciones que anticipan un futuro bastante posible.
Pero la tecnología no es lo único que nos muestra el cine y la televisión. También nos muestra cómo puede ser la gente del futuro (Wall-E). Señala, a veces con meridiana claridad, lo que va a acontecer si no cuidamos nuestro planeta (El libro de Elí). Advierte sobre el control absoluto del estado (Un mundo feliz o 1984).
Pero no sólo en la pantalla el arte se adelanta a nuestro tiempo. Lo vemos en la música, la pintura, la literatura y otras expresiones de la creatividad humana. Los artistas generalmente son los primeros que perciben hacia dónde marcha la civilización. Anuncian las glorias y las maldiciones que ocurrirán si las cosas siguen igual.
Tuve un profesor que solía decirnos: “Invariablemente, son los cristianos los últimos que se dan cuenta de lo que se viene.” Pensé mucho tiempo en esta declaración y llegué a una sombría conclusión: no se sabe leer la Biblia en clave contemporánea.
La mayoría de las personas cree que los profetas bíblicos hablaban del final de todos los tiempos. Hay que aprender a leerlos. La mayor parte de las cosas de que hablaron ocurrieron no más de 300 años después. Algo interesante: la anticipación del arte actual no va más de una generación o dos, es decir 25 a 50 años. Pareciera que es cada vez más previsible lo que puede ocurrir.
Tal vez valga la pena decir que la mejor manera de anticipar el posible futuro es saber lo que pasó. Hay que pensar en esto: la historia, con su enorme material didáctico, otorga los mejores datos para predecir lo que pasará.