Al decidirme a escribir sobre nuestras opciones políticas y Jesús, debo hacer dos advertencias. Primero, esta es una columna de Opinión; su fin no es declarar doctrina ni repetir consignas generalmente aceptadas en nuestro medio. En segundo lugar, lo que aquí escribo no representa necesariamente el pensamiento de CVCLAVOZ, sino que es de mi responsabilidad.
Creo que poquísimas cosas generan más rencillas entre la gente creyente que nuestras opciones políticas. Tal vez sólo la discusión sobre el aborto y otros temas de la agenda llamada “valórica” por los evangélicos supere la acidez de las diferencias.
Dicho esto, me dispongo a mi cometido de hoy: Tenemos la extraña idea de que nuestras opciones políticas son las opciones políticas de Jesús. Las nuestras; las de los otros pensamos que no lo son.
Afirmo que nuestras opciones políticas son precisamente eso: nuestras. Somos libres, dentro de los regímenes más o menos democráticos, de tenerlas.
Pero pienso que suponer que nuestras opciones políticas son las que Jesús tiene es una pretensión peligrosa y arbitraria —especialmente si se la queremos imponer a quienes comparten nuestra fe—.
Además, es inexacta. No hay ninguna manera honesta de sacar del discurso de Jesús palabras que respalden que Él es de derecha, de centro o de izquierda.
Si uno quiere encontrar “opciones” en el ministerio de Jesús que tengan que ver con la vida social, les propongo algunas:
Podríamos nombrar muchas otras opciones que Jesús hizo en su vida. Pero ninguna de ellas se relaciona en forma causal con nuestras opciones políticas personales.
Identificar a Jesús con nuestras opciones políticas o con las de la oposición se acerca bastante a la transgresión de tomar el nombre de Dios en vano. Es arrogante poner en Su boca nuestro discurso político.
Las diferentes filosofías políticas son constructos humanos. Proyectos que intentan organizar a la sociedad según ciertos principios rectores. Podemos estar de acuerdo o rechazar de plano estas ideas. Pero no podemos “bautizarlas” en el nombre de Jesús. Eso se aproxima bastante a la herejía. Lo que creas o rechaces es un asunto de conciencia, no de Jesús.
No creo que estamos en libertad de igualar nuestras opciones políticas con Jesús.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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