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Omisión

Había preparado una nota a raíz de una respuesta aparecida en la red social de este sitio web al artículo “Miserias”; en primer lugar, como una atención a quienes otorgan algún retorno a mi trabajo; segundo, porque de nuevo quería salir al cruce de los favoritos lugares comunes a los que acuden los cristianos a la hora de ser interpelados por la realidad de los hechos – por ejemplo, la inveterada esperanza de que en un futuro más allá de nosotros, Dios pondrá a todos en su lugar, por lo cual ahora sólo hay que lamentarse por el presente estado de cosas… y esperar.

Perdón por lo reiterativo: es altamente probable que los comentadores no hayan leído el artículo y se hayan apoyado nada más en el breve fragmento con que se ilustra el link al blog de Opinión. Triste constatación por cierto porque así es como funciona el “conocimiento” en la red: nadie tiene tiempo – o ganas – de leer más de un párrafo de texto, lo cual hace inoficioso ocuparse de sus respuestas.

Hay una segunda y más triste constatación: quienes sí se han tomado el trabajo de leer el bendito artículo casi nunca responden al fondo o a la intención del mismo, sino reaccionan emotivamente a la corrección política exigida por lo evangélico, con afirmaciones simplistas acerca de soberanías supremas y futuros equilibradores; se excluyen insistentemente de cualquier participación responsable y objetiva, aquí y ahora, en este mundo, que pueda otorgar algo de sal al orden imperante; mucho más se eximen de cualquier sana autocrítica.

Así que, he resuelto omitir aquella respuesta y en solemne expresión de protesta y como agitado exabrupto, les regalo este fragmento de Paul Eluard:

En mis refugios destruidos / en mis faros derrumbados / en los muros de mi tedio / escribo tu nombre / En la ausencia sin deseos / en la soledad desnuda / en las gradas de la muerte / escribo tu nombre / En la salud recobrada / en el riesgo disipado / en la espera sin recuerdos / escribo tu nombre / Y en virtud de una palabra / vuelve a comenzar mi vida / Nací para conocerte / y nombrarte / Libertad.”

Benjamín Parra Arias

Hay otros universos alrededor nuestro. Contenidos, significados, códigos diversos. Sobre todo, vidas intensamente reales. Espejos donde nos vemos tal cual. Imaginaciones, sueños, broncas, esperanzas, crónicas y memorias...

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