En el segmento Update musical de Uno nunca sabe, Pilar Be hizo la siguiente pregunta: ¿Qué respuestas musicales estamos dando como cristianos?
En la vuelta a la música de los 2000, una de las tendencias que más fuerza está tomando es el sad pop: canciones que, a través de la experiencia personal, solo muestran un panorama sin aparente solución.
La letra de una canción es lo que hace que nos sintamos identificados con lo que oímos y crea un vínculo con la banda gracias a que encontramos un sentimiento de pertenencia porque lo que escuchamos nos hace evocar experiencias, emociones y sentimientos ya sea tristes, alegres o inspiradores.
La primera aparición de esta tendencia, a inicios de este siglo, nos encontró como cristianos en un contexto de música congregacional a niveles extremos. Esta sobreproducción creó a una generación musical templo-dependiente que, al salir de las cuatro paredes, no tenía respuestas para hacerle frente a líricas que oscurecían las emociones de los oyentes.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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