Desde que comenzamos con la cuarentena y el trabajo desde casa, esto se me ha hecho un tema interesante.
Particularmente sigo vistiendo ropa de trabajo y procuro arreglarme de acuerdo. Pero he leído y he sabido de muchos amigos que trabajan desde casa. Si se conectan por videollamada, visten formalmente la mitad de la cintura para arriba y con pijamas en la parte de abajo.
A mí me pasa que si no me visto como que voy a trabajar, no tengo la disposición apropiada para hacer mis asignaciones. Es cuestión de gustos y preferencias, lo sé. Pero siento que a mí me ayuda a sentir que, aunque en casa, estoy trabajando. Y esto no porque tengamos videollamadas en mi trabajo; de vez en cuando hacen una reunión en Zoom.
Si me preguntan, yo aconsejo vestirse para el trabajo; ya que de esta forma nos sentimos obligados a permanecer en la rutina normal durante este tiempo y no se nos hará tan difícil la readaptación.
Supongamos que se acostumbran a andar en pantuflas todo el día, toman una siesta después del almuerzo y no se peinan mientras están trabajando desde casa. Cuando regresen a trabajar desde la oficina, ¡se van a sentir terrible! ¿No les parece?
Es mi opinión y mi humilde consejo. Mantengan su rutina y su apariencia de trabajo durante las horas de trabajo y así se evitan readaptaciones dramáticas en el futuro próximo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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