Para muchos, los treinta son una edad crucial en la vida de cualquier ser humano. Es una etapa de crecimiento y madurez, donde se deja la flor de la juventud atrás y se comienza a vivir una nueva etapa de juventud-adultez. Es por ello que se espera que cuando uno llega a esta edad, se tenga una mejor perspectiva de las cosas que lo rodean. Éstos son algunos aspectos que se deben saber en esta edad:
En ocasiones, conservamos amistades por los motivos incorrectos. Sin importar cuánto tiempo uno conozca a alguien, si ésta es una mala influencia, lo mejor es poner un límite y alejarse de esa relación. Esto no significa que debemos adoptar una actitud irrespetuosa o de odio; sino mantener una relación cordial pero sin dejarse llevar por los malos consejos, actitudes o pensamientos de la otra persona.
El trabajo es una necesidad que nos provee los medios para sobrevivir, pero también debe ser una actividad que se disfruta. Si para este tiempo te has dado cuenta que no estás conforme ni te sientes a gusto con tu empleo actual, lo mejor es que consideres otras opciones. Si no tomas la decisión ahora, es probable que te quedes atrapado en una ocupación que podría causarte pesadumbre, frustración, estrés y desánimo.
Mira lo lejos que has llegado, o lo mucho que te falta por superar. Reflexiona sobre tu pasado, pero no para que se convierta una cadena que te ate, sino para que aprendas de las lecciones que te dejó; de manera que puedas aplicarlas en el presente y futuro.
Esta ya no es una edad para hacer las cosas sin pensar. Cada decisión debe ser tomada con cautela y teniendo siempre presente las consecuencias que traerán en el futuro. Además, se debe evaluar cuáles son las cosas que hasta ahora han ocupado el primer lugar en nuestras vidas, y darnos cuenta en qué hemos perdido más el tiempo.
Los quehaceres y la rutina pueden hacer que nos ocupemos de nosotros y sólo de nosotros; sin embargo, es importante separar un tiempo para los demás. Debemos cuidar las relaciones con las personas que nos rodean y construir vínculos estrechos que valgan la pena. Después de todo, no sirve de nada acumular dinero y posesiones si no se tiene con quién compartirlo.
Todos sabemos que el dinero se gasta más rápido de lo que se obtiene. Por este motivo, es primordial tener un balance de los ingresos y egresos que se hace a cada cierto período de tiempo. Esto permite que uno se dé cuenta en qué está gastando de más, o en qué se necesita invertir mayores recursos.
Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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