¿Alguna vez has querido concentrarte en alguna tarea, pero no puedes terminarla hay distracciones que te desvían de tu propósito y te hacen perder el tiempo?
Pareciera como si en estos tiempos, concentrarse fuera más difícil que nunca. Internet y los celulares hacen casi imposible hacer una sola tarea de principio a fin; por más que intentemos enfocarnos en algo, siempre hay otra cosa que llama nuestra atención. Y cuando nos distraemos demasiado, tenemos problemas en nuestra productividad y se refleja en nuestra madurez personal y hasta en el trabajo y estudios.
Por esta razón debemos deshacernos de lo que nos distraiga y centrarnos en lo que tenemos en frente.
Nir Eyal es un empresario tecnológico que se especializa en diseño conductual. Él dice que «si no estás equipado para manejar la distracción, si no eres indistraible, tu cerebro será manipulado por distracciones que le harán perder el tiempo».
Eyal identifica algunos puntos clave para desarrollar mejor la concentración y no permitir que las distracciones nos desvíen de la meta.
Probablemente, aquello que distrae a un niño de 3 años no causará el mismo efecto en un adulto. Esto se debe a que no todos nos llama la atención las mismas cosas; lo cual significa que para concentrarnos debemos saber qué nos distrae.
Eyal dice que «la distracción no se trata de la distracción en sí misma; más bien, se trata de cómo respondemos a él». El primer paso es identificar qué desvía nuestra atención. Una vez que sabemos cuáles son, podemos reflexionar en por qué ocupan nuestra mente y nos hacen perder el tiempo. Luego, podemos ponerles un freno y convertirlo en un hábito.
Las distracciones ofrecen un placer pasajero, pero evitan que obtengas lo que realmente quieres. Por eso, si queremos enfocarnos en la meta, debemos mantenerla en nuestra mente en todo tiempo.
Para lograrlo, Eyal aconseja planear la distribución del tiempo, de tal manera que no tengamos pausas para perderlas en acciones improductivas:
Al definir cómo empleamos nuestro tiempo y sincronizarnos con las partes interesadas en nuestras vidas, nos aseguramos de hacer las cosas que importan e ignorar las que no.
Podemos limitar las cosas que nos llaman la atención; pero no siempre podemos controlar las distracciones externas. Para esos casos, Eyal sugiere aplicar la técnica a la que el denomina precompromiso: «consiste en eliminar una elección en el futuro para superar nuestros impulsos en el presente». Por ejemplo, esto puede implicar:
Estas acciones te ayudarán a concentrarte y evitar las posibles distracciones, y de esa manera, centrarte en lo que quieres lograr.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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