La muerte inesperada de un ser querido puede crear inestabilidad emocional, familiar, financiera y más. Por eso las reacciones durante ese tiempo son diversas: algunos se desesperan, entran en un estado de shock o pueden estar en negación. Y aunque no hay una forma correcta de reaccionar, sí hay acciones que podemos tomar para recuperarnos de la noticia.
No asumas que los demás saben cómo te sientes: ¡dilo! En lugar de esperar que la gente entienda tus sentimientos, exprésate; esto permitirá que los demás entiendan por lo que estás pasando y te ofrezcan el consuelo que necesitas.
La muerte inesperada de una persona puede hacer que te cuestiones lo que hubieras hecho o dicho para prevenir esa pérdida. Sin embargo, hay una verdad universal que debes aceptar: no tienes el control de todo.
No puedes evitar que la Tierra gire alrededor del Sol, que llueva, que cuando algo se cae se vaya al suelo, que haya tráfico a cierta hora, etc. Hay miles de cosas que no podemos manejar, y la muerte es una de ellas. A todos nos llegará nuestro momento y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. La vida es frágil, así que importa cómo vivimos cada segundo que respiramos.
Dos personas no viven el duelo de la misma manera; así que llévalo a tu manera. Si quieres un tiempo para llorar, hazlo. Lo importante es que sigas el duelo como un proceso; esto implica avanzar y no quedarte en tu dolor.
Millones de individuos también han perdido a un ser querido por una muerte inesperada. Aquellos que han pasado por esa experiencia saben de primera mano lo que se siente y cuáles son los desafíos que siguen. En ellos puedes encontrar la ayuda que necesitas pues son gente que sabe qué es estar en tus zapatos.
Si no conoces a nadie que haya vivido las mismas circunstancias, puedes buscar comunidades en línea que te brinden el apoyo que necesitas.
Es tentador buscar un culpable a quien señalar por la muerte de un ser amado; pero la venganza nunca es la solución. Primero, porque vengarte no traerá de vuelta a tu ser querido; y segundo, porque no sanará el dolor que sientes.
En lugar de enfocarte en quién tiene la culpa, busca sanar tu corazón primero. El odio puede darte una motivación temporal para continuar con tu vida; pero con el tiempo se terminará y no tendrás un propósito por el cual vivir; por eso es mejor priorizar tu bienestar emocional.
La muerte inesperada puede opacar todo lo demás; pero no permitas que ese hecho se robe la alegría de la vida. Recuerda a tus ser querido por quién era cuando estaba presente, ten presente sus enseñanzas y atesora los buenos momentos.
Asimismo, da un paso a la vez para comenzar una nueva etapa en tu vida. Quizá seguir adelante es lo último que quieres hacer, pero si quieres honrar a quien perdiste, entonces no puedes desperdiciar tu vida. ¡Enfócate en la vida y no en la muerte!
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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