El estrés y la ansiedad, junto con la depresión, son los problemas más comunes de salud mental , pero a menudo se cree que no tienen ninguna diferencia y se las confunde entre sí.
Aunque los síntomas pueden parecer muy similares, el estrés y la ansiedad difieren porque tienen las mismas causas. Una persona puede sufrir de estrés, pero no necesariamente de ansiedad; y viceversa. Como son distintas es importante aprender a reconocerlas y diferenciarlas.
Tanto el estrés como la ansiedad son respuestas emocionales; sin embargo, no se generan por las mismas razones.
En el caso del estrés, el detonante suele ser externo, el cual puede ser momentáneo o a largo plazo; por ejemplo: un examen importante o la inestabilidad financiera.
Por otro lado, la ansiedad se origina por un motivo interno. Incluso si no existe una amenaza real, la ansiedad acentúa los problemas y hace que la persona lleve a imaginar escenarios posibles. Es decir, que por más que pase la crisis, la persona sigue sintiendo preocupaciones excesivas y persistentes.
Los síntomas del estrés pueden ser físicos y mentales; los más frecuentes sob irritabilidad, enojo, fatiga, dolor muscular, insomnio y problemas digestivos. Mientras que la ansiedad presenta síntomas similares: dificultad para concentrarse, fatiga, tensión muscular, insomnio e irritabilidad.
Debido a que sus síntomas son parecidos, es probable que se las confunda; y por ello es importante acudir a un especialista de la salud mental, y así encontrar el diagnóstico adecuado.
A largo plazo, el estrés puede ser la causa de muchas enfermedades que van desde afecciones leves hasta crónicas. En cuanto a la ansiedad, esta puede agravarse hasta llevar a la agorafobia, ataques de pánico, etc. Cuando eso sucede, lo mejor es acudir a un personal médico que conozca el tema.
Debido a que el estrés y la ansiedad son diferentes, los tratamientos son diversos y dependen de la gravedad del mal. Por lo general, el desorden de ansiedad se puede tratar con psicoterapia, medicación o con ambos. Mientras que el estrés puede tratarse con terapia, alimentación y cambios significativos en la rutina diaria.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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