Perdonar es difícil. Si fuera sencillo, la gente lo haría a diario, pero existen millones de personas que viven consumidas por el odio y la culpa. Esto se hace evidente cuando son incapaces de avanzar en sus vidas o permiten que el dolor los gobierne. Algunos pueden decir que ya olvidaron lo sucedido, pero olvidar no significa perdonar. Por ejemplo, hay casos de personas que sufren de amnesia disociativa. No pueden recordar lo que sucedió debido al gran trauma o estrés causado; sin embargo, tampoco pueden borrar esa herida. Es decir, olvidan los hechos, pero no la ofensa. Es entonces cuando la falta de perdón se convierte en una carga que se hace pesada de llevar. Por esta razón el perdón constituye una parte importante de la salud mental y espiritual.
En Génesis, del capítulo 25 en adelante, se encuentra la historia de dos hermanos: Jacob y Esaú. Ellos eran gemelos, pero Esaú era el mayor. De acuerdo a las costumbres de la época, el primogénito era quien debía recibir la herencia. Sin embargo, tras un par de sucesos, se separaron y se creó resentimiento entre ellos. Más allá de ver quién de los dos tenía razón, el dolor que se produjo fue tanto que Jacob tenía miedo que Esaú lo asesinara a él y a su familia. En el capítulo 33 de Génesis, Jacob y Esaú se reunieron después de años; y tras un momento lleno de suspenso y drama, ambos se abrazaron y se perdonaron.
Parece una escena perfecta para un final feliz, pero en realidad hubieron muchos sentimientos encontrados de por medio. Que uno de ellos tuviera miedo de morir en las manos de su gemelo nos dice la intensidad de la ofensa y la herida. No obstante, su historia es el ejemplo perfecto de lo difícil que es perdonar, pero lo necesario que es. De Jacob y Esaú podemos aprender lo siguiente:
Perdonar no siempre es fácil, pero vale la pena. Después de todo, Dios nos perdona cada pecado que cometemos o pensamos, y espera que sigamos su ejemplo y también perdonemos a los demás. Si alguien te hirió tanto que te cuesta perdonar, acude a Cristo en oración y pídele que te ayude a hacerlo. Sé honesto y dile que te haga a ver al resto de la misma manera que Él los ve. Luego toma la decisión de perdonar y ser libre.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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