Quiero hablar de tradiciones, porque hay cosas que cambian, pero las tradiciones rara vez. Es lo que acostumbramos a hacer para cada festejo. Nos gusta guardar las tradiciones porque es parte de lo que nos identifica.
En Venezuela para Navidad, se tiene la costumbre de hacer hallacas. Para quienes no las conocen, son una especie de tamales, envueltos en hoja de plátano. Van rellenos con tres tipos de carne y todos los condimentos y vegetales que le dan el sabor, aparte de las aceitunas y las alcaparras. Son deliciosas.
También comemos el pan de jamón. Es un pan enrollado con jamón, un poco de tocineta, uvas pasas, aceitunas, y algunos le ponen alcaparras también.
Se acostumbra un pernil de cerdo, bien preparado y la ensalada de gallina. En realidad desde hace mucho se hace solo con pollo esa ensalada. Es más rápido.
Me he dado cuenta que muchos quieren mantener las tradiciones y son bonitas, pero hay situaciones que le cambian a uno la vida. O decisiones que uno toma y lo cambian todo.
Yo solía hacer las famosas hallacas. El pan de jamón siempre lo compraba. La ensalada de gallina la hacía muy bien, pero al decidir hacerme cargo del cuidado de mi mami, tuve que hacer modificaciones. Ya no tengo tiempo para hacer hallacas, y hay quienes las hacen muy buenas y a buen precio. Valen la pena porque le evitan a uno tanto trabajo. Aparte, descubrí un lugar donde hacen la ensalada de gallina muy muy bien, así que allí la compro y el pan de jamón, de vez en cuando cambio de lugar. Por lo general si hago la parte de la proteína, que ya no es pernil, por ser un poco menos saludable. Hago pechuga de pavo o lomo de cerdo que tiene mucha menos grasa. Aquí en los Estados Unidos lo llaman “la otra carne blanca” al lomo de cerdo.
En Venezuela la situación ha cambiado asombrosamente y supongo que se ajustarán. La verdad lo importante de la Navidad no son los regalos ni las tradiciones, es el acompañarnos, estar en familia, compartir buenos ratos de conversación y regalarnos por encima de todo ese amor que Jesús nos mostró. Ese amor inigualable que sabemos que Él tiene por nosotros, aún sin merecerlo.
En fin, los seres humanos somos muy dados a “las formas”, las costumbres, las tradiciones. Pero te pido algo. Vamos a hacer algo diferente esta Navidad. Cuando vayamos a cenar, recordemos que es el cumpleaños de Jesús, recordémoslo y felicitémoslo e invitémoslo a cenar con nosotros…
“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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