Leía una estadística que habla de que para lograr una comunicación asertiva debemos tener en cuenta los siguientes porcentajes:
El 55 % de nuestra comunicación es no verbal, el 38% es la comunicación paraverbal y por último, y llamativamente, solo el 7 % tiene que ver con el mensaje en sí. Por eso, hoy veremos cómo tener una comunicación efectiva en la familia para influir positivamente.
Fundamental para fortalecer los lazos de la familia y resolver conflictos es mejorar la comunicación familiar. Eso es vital. Por eso, me gustaría darte algunos consejos para tener una comunicación efectiva para influir positivamente:
Presta atención genuina cuando los miembros de tu familia estén hablando. Esto implica no solo oír las palabras, sino también comprender las emociones y el tono detrás de ellas. ¿Qué te están queriendo decir?
Puede que los principales enemigos de esto sean los dispositivos electrónicos. Dedica tiempo regularmente para estar juntos como familia, ya sea para comer o simplemente conversar.
Es clave fomentar un ambiente en el que todos se sientan cómodos compartiendo sus pensamientos y sentimientos sin temor a ser juzgados. Importante que cada uno pueda expresar sus opiniones, incluso si difieren.
Establece un tono de respeto en todas las interacciones. Si podés evitar gritar, mejor. Usando lenguaje ofensivo o descalificar cuando otro opine distinto a vos.
Trata de comprender las perspectivas de los demás y cómo se sienten en diferentes situaciones. La empatía puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos innecesarios.
Solemos escuchar para responder y no para entender. Permitile a las personas terminar de hablar antes de responder. Interrumpir puede llevar a malentendidos y se torna frustrante hablar con alguien así.
Cuidado con los gestos, expresiones faciales y lenguaje corporal. Generalmente, estas señales pueden revelar más que las palabras mismas. No es lo que decís, sino el bonito en que lo decís.
No evites los conflictos. Ese es un error muy común que puede terminar en una gran raíz de amargura. Trabaja para encontrar soluciones. Tu familia te lo va a agradecer.
Algo que aprendí es tener en cuenta el Padrenuestro a la hora de resolver temas importantes. Sentarse a la mesa, comer rico y después del postre, hablar de los temas que se acumulan y que si uno se vuelve intencional te podes evitar la acumulación de problemas.
Dejá de lado la envidia y competencia y celebrá los logros de cada miembro de la familia. Esto refuerza los lazos positivos entre todos.
Nada más lindo que además de tener conversaciones en grupo, puedas utilizar el uno a uno. Eso fortalece la confianza y el sentirse escuchados mutuamente.
Clave a la hora de la convivencia es aprender a ceder. Sabiendo que si hoy por ti, mañana puede ser por mí.
Sos un ser humano y seguramente te equivoques, digas lo que no tenés que decir o gesticules de manera que las personas sientan bronca, tristeza o molestia. Importante pedir disculpas cuando sea necesario.
Qué lindo contar con familiares que sepas que, pase lo que pase, te hacen saber que ahí van a estar. Nada más lindo que todos sepan que pueden contar con vos.
Recordá que la comunicación familiar va a mejorar con tiempo y paciencia. No se trata solo de hablar, sino de escuchar, comprender y trabajar juntos para mantener relaciones saludables.
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