La preocupación es un estado de nerviosismo, intranquilidad y angustia, pero se puede transformar las preocupaciones en paz.
La paz les dejo, mi paz os doy, no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:27 (RVR1960)
La preocupación es un estado de nerviosismo, intranquilidad y angustia por un evento que aún no ha sucedido. Es precisamente por aquello que nos ponemos a pensar que va a suceder que nos sentimos ansiosos. Otra forma de definirla es: la emoción que nos inmoviliza en el presente por cosas que tal vez no sucedan en el futuro.
De hecho, ya se sabe que más del 90 % de nuestras preocupaciones nunca ocurren. La preocupación entonces significa sufrir de más.
Vivir preocupado puede ser aprendido en el hogar de origen. Hubo unas figuras en nuestro desarrollo, como mamá o papá que posiblemente nos modelaron el ver las circunstancias de la vida con preocupación. De ser este tu caso, esas fueron las conductas que observarte y has repetido.
La buena noticia es que aunque lo hayamos aprendido, dentro de cada uno de nosotros hay unas fortalezas para cambiar. Delante de nosotros hay una oportunidad para hacer las cosas diferentes cuando nos damos cuenta que nuestro manejo emocional nos hace daño a nosotros y a las personas que amamos. Lo aprendido se puede desaprender. Confío en el Señor y en ti de que podrás lograrlo.
«Con Dios todas las cosas son posibles.» Esta es la declaración que cada persona que entra a la oficina de Consejería se encuentra de frente. Hoy te acompaño a afirmarlo para tu vida para que no tengas miedo, se derrumbe toda ansiedad y tengas total seguridad; y para que des el primer paso para transformar las preocupaciones en paz.
La fe siempre será el motor por excelencia que te impulsará a ver más allá y por encima de cualquier preocupación. Por lo tanto, la voluntad del Señor, de ninguna manera, es que te quedes en estado de ansiedad. Hemos sido llamados a paz.
La preocupación podrá tocar a la puerta, pero puedes decidir si la dejas entrar a tu interior o la alejas. Es mucho mejor que cuando se asome, le digamos:
Preocupación, no te quiero aquí. Le creo a un Dios fiel en el que puedo confiar.
Dra. Lis Milland
Consejera profesional
Autora de Gana la batalla en tu interior
Cuando siento miedo pongo en ti mi confianza.
Salmos 56:3 (NVI)
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
La licenciada Débora Pedace nos habla de 6 pasos para el autoperdón, la importancia de…
Mientras vivimos en una sociedad que valora las apariencias, Dios nos llama a enfocarnos en…
Como mujer se te puede hacer difícil manejar tu vida y hoy te traemos cinco…
¿Qué significa esperar en Dios? Confiar en Él, en Sus promesas y Su tiempo perfecto.…
Como cristianos, uno de nuestros mayores llamados es ser transformados a la imagen de Cristo.…
El Buen Pastor, Jesús, no te dejará y por más lejos que te encuentres, te…