Cuando pensamos en los personajes bíblicos que fueron buenos líderes, el primero en quien pensamos es en Jesús. Él es el mayor ejemplo que tenemos en todo aspecto. Sin embargo, hay otros hombres y mujeres que demostraron excelentes cualidades de liderazgo y nos dejaron lecciones que podemos aplicar hasta la actualidad.
Es difícil hacer lo correcto en un tiempo en donde todos nos dicen que estamos locos y que lo que hacemos está mal. Pero Noé es un claro ejemplo de perseverancia; él no cedió ante la presión del resto y fue firme en su decisión de cumplir el mandato de Dios (Génesis 6).
El liderazgo requiere de firmeza en tiempos conflictivos, implica hacer lo correcto por más que otros se opongan; y Noé nos inspira a aplicar esto en nuestras vidas.
A Abraham se le conoce como El padre de la fe; y es que a lo largo de su vida tomó decisiones que estaban basadas únicamente en la fe que tenía a Dios, no en las circunstancias que le ocurrían. Este personaje bíblico fue un buen líder porque fue sabio al poner su fe en Dios y no lo que veía.
En Génesis 37 al 40 encontramos partes de la vida de José y vemos que su capacidad de liderar nunca menguó. Él ejerció su liderazgo estando en la cárcel y también en otros lugares en donde tuvo autoridad. Esto nos indica que un buen líder no necesita un cargo o un puesto para hacer lo correcto.
No siempre es sencillo trabajar con personas; pero a través del ejemplo de Moisés aprendemos que un buen líder ama a su gente. Aunque a veces perdía la paciencia, él no dejó de amar a su pueblo y defenderlo.
Además de ser un líder, Moisés también fue un mentor. Gracias a su guía, Josué se convirtió en un excelente líder después del fallecimiento de Moisés. Sus historias nos enseñan que un buen líder no se cree eterno, sino que comparte sus conocimientos para que otros continúen el trabajo.
Débora fue una profetisa que demostró sus dotes de liderazgo cuando Barac tuvo miedo de hacer lo que Dios le había ordenado (Jueces 4). En lugar de dejarlo por su cuenta, ella le acompañó a la batalla y estuvo con él hasta el final.
Un excelente líder demuestra su apoyo en todo momento, y no abandona a quienes necesitan su ayuda.
Otro personaje bíblico que fue un buen líder es David. Él tuvo una relación tan estrecha con Dios que, hasta el final, fue considerado como un hombre aprobado ante los ojos de Dios.
En estos tiempos podemos ver que hay líderes que se levantan y mueven personas gracias a sus propias fuerzas; sin embargo, solo aquellos que tienen un vínculo íntimo con Dios dejan un legado que dura incluso después que ya no están. Por eso, si queremos ser buenos líderes, debemos enfocarnos en tener una relación personal con Jesús.
Ella demostró sus dotes de líder, no porque fue reina de una nación, sino porque quiso defender a su pueblo. Ella nos enseña que no hace falta tener un título para ejercer el liderazgo; solo basta preocuparse genuinamente por hacer un cambio para bien.
Noemí lo perdió todo; pero fue una buena mentora para Rut. Gracias a sus instrucciones, su familia se restauró. Ella fue una buena líder porque no se rindió pese a sus aflicciones, sino que se encargó de asegurarle un futuro a quien tenía a su cargo.
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Isaías fue un líder por excelencia porque entendió que, aunque carecía de mucho, si Dios le llamaba, debía obedecer. Isaías dijo: «Estoy aquí, envíame a mí» (Isaías 6:18); y es lo que debemos hacer: responder cuando Dios nos llama y hacer lo que Él nos ordena. A veces se piensa que el liderazgo solo consiste en dar órdenes; pero Isaías nos demuestra que un buen líder es obediente.
Daniel estaba en una posición de autoridad; pero podía perderlo todo por su fe. Pese a esa amenaza, no temió a las consecuencias y eligió obedecer a Dios por sobre todo; y Él recompensó su fidelidad.
El ejemplo de liderazgo de Daniel nos inspira a mantenernos firmes en nuestra fe y así también animar a los demás a nunca claudicar.
Un personaje bíblico que fue un buen líder es Pablo. Él pasó por momentos duros; mas su pasión por compartir su fe podía más que las amenazas que le rodeaban. Cuando leemos sobre su vida podemos ver que la pasión y el amor por otros debe ser una de las cualidades más importantes que un líder debe poseer.
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