Pero ¿qué sucede cuando alguien no cristiano fallece y no podemos superar su muerte porque parece que no hay consuelo?
Como creyentes sabemos que el pago del pecado es la muerte eterna lejos de Dios (Romanos 6:23); y esta verdad puede resultar muy dolorosa cuando perdemos a alguien a quien amamos. Nos sentimos tristes, no solo porque sentimos que no volveremos a ver a esa persona, sino también porque nos aterra la idea de que pase por sufrimiento eterno. Entonces ¿qué podemos hacer?
Antes de todo debemos tener en cuenta dos factores importantes que nos ayudarán a comprender mejor el panorama.
Lo primero es que únicamente Dios conoce el alma y corazón de las personas. Por más que creamos que alguien está firme en su fe, está ungida con el Espíritu Santo, tiene dones y un testimonio impactante, no significa que Dios lo vea con buenos ojos.
Decimos que podemos conocer a alguien por sus hechos, pero la verdad es que podemos seguir haciendo buenas cosas y estar muy lejos del Padre. El mismo Jesús lo dijo:
No todos los que dicen que yo soy su Señor y dueño entrarán en el reino de Dios. Eso no es suficiente; antes que nada deben obedecer los mandamientos de mi Padre, que está en el cielo. Cuando llegue el día en que Dios juzgará a todo el mundo, muchos me dirán: “Señor y dueño nuestro, nosotros anunciamos de parte tuya el mensaje a otros. Y también usamos tu nombre para echar fuera demonios y para hacer milagros”. Pero yo les diré: ¡Apártense de mí, gente malvada! ¡Yo no tengo nada que ver con ustedes!
Mateo 7:21-23 (TLA)
Por otra parte, hay una historia muy conocida de cuando Jesús estaba crucificado, y en donde podemos ver que le prometió la salvación a alguien que supuestamente no se lo merecía:
Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!». Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo». Luego dijo:
Lucas 23:39-43 (NTV)
—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Jesús respondió:
—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
En ambos casos, podemos ver que Dios es el único que conoce el estado real de nuestro corazón. Esto quiere decir que incluso si creemos que alguien no irá al cielo, quien dará el veredicto final es Dios y solo Él.
Esta verdad bíblica nos da paz en momentos de angustia porque nos ayuda a ver que existe esperanza, incluso cuando creemos que no. Y nuestra esperanza está basada en otra verdad: la justicia de Dios.
La justicia humana puede corromperse y manipularse, pero la de Dios jamás. Si Jesús tomó la decisión de darle salvación al criminal con quien le crucificaron, no fue el resultado de la emoción del momento: Él conocía el corazón de ese hombre y dio un veredicto acorde a Su justicia.
Como seres humanos nos cuesta entender cómo funciona la justicia de Dios, y puede que nunca lleguemos a comprenderla en su totalidad; sin embargo, podemos tener una confianza plena en Su sabiduría y poder.
No podemos saber cuál es el destino final del ser querido no creyente que murió, pero sí sabemos que Dios hará justicia, y podemos descansar en esa promesa.
Ahora que hemos comprendido mejor el tema, ya podemos hablar de cómo superar la muerte de alguien no cristiano. Si has perdido a alguien, toma en cuenta los siguientes consejos y aplícalos en tu vida:
Dios sabe lo que hace, incluso cuando nosotros hemos perdido el rumbo y creemos que no hay
La muerte de alguien cercano siempre nos hace reflexionar en nuestras decisiones y en lo frágil que es la vida. Pero más allá de eso, separa un tiempo para pensar en qué lecciones obtienes de esta situación. No des cabida a pensamientos negativos, solo extrae el aprendizaje y quédate con él.
Además, piensa en las relaciones que tienes con las personas que no conocen a Dios, y comienza a ver de qué manera puedes presentarles a Jesús. No significa que tienes que abrumarlos con amenazas sobre el infierno y la muerte, sino de buscar puentes que te ayuden a conectarte con su situación, de manera que conozcan a Dios en cualquier etapa que estén.
Es probable que los que te rodean te ofrezcan su apoyo y te hayan dicho que les llames en cualquier momento o no tengas miedo de pedirles favores. Si es así, acepta esa ayuda.
El duelo es un proceso que depende de cada persona; y si bien algunos pueden superarlo solos, la gran mayoría necesita de apoyo para salir adelante. Así que no tengas miedo ni vergüenza de contar tus sentimientos a alguien, y pedirle que esté para lo que necesites.
En la Biblia tenemos la promesa de la presencia de Dios en todo momento, por más que el resto nos abandone (Salmos 27:10); y por esta razón debemos afianzar nuestra relación con Él. Solo en nuestro Padre tenemos la garantía de protección y gracia.
Que esta nueva etapa en tu vida sea una en donde permitas que Dios examine tu corazón y te guíe según Su voluntad.
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El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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