Cuando tienes un proyecto en mente y trabajas por lograrlo, siempre tienes alguna clase de expectativa por la calidad de resultados que obtendrás. Es por ello que cuando las cosas no salen como esperas, a veces puedes sentirte desanimado o incluso decepcionado de ti mismo. Sentirse de esta manera es normal pues es todos quieren lograr el éxito. Sin embargo, hay personas que en vez de levantarse y continuar intentando, se rinden con facilidad y dejan que el pesimismo se apodere de sus vidas.
En la Biblia, hay un personaje que atravesó por situaciones tan difíciles que hubiese sido comprensible si de pronto hubiera sucumbido en la depresión. No obstante, José nunca perdió la esperanza de que algún día las cosas mejorarían. Su historia se encuentra en Génesis 37-50, y de ella podemos rescatar muchas lecciones de vida. Una de ellas es que cada situación mala que el pasó fue un aprendizaje para lo que aguardaba en su futuro. Sin estas malas experiencias, probablemente José no habría llegado a convertirse en un poderoso líder de Egipto.
En la actualidad, los problemas que enfrentamos pueden ser muy distintos a los de José; pese a ello, debemos mantener nuestra mirada en las victorias y lecciones que aprendemos de nuestros errores. Tampoco debemos olvidar que Dios está presto y atento para ayudar a quienes lo solicitan con humildad y sinceridad. Después de todo, Él es nuestro Padre y su amor siempre nos acompaña. Así que hay que entender que más se aprende del fracaso que del éxito.
Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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