Si no sabes cómo disciplinar a tus hijos, presta atención porque esto es lo que dice la Biblia al respecto. Los siguientes versículos te ayudarán a corregirlos y guiarlos con amor.
Si amas a tu hijo, corrígelo; si no lo amas, no lo castigues.
Proverbios 13:24 (TLA)
Algo que la Biblia deja bien en claro desde el principio es que disciplinar es una muestra de amor. Dios mismo nos corrige porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros. De igual manera, la Biblia nos dice que los padres que aman a sus hijos se preocupan por su disciplina.
Hoy en día algunos creen que amar a sus hijos es dejar que hagan lo que quieren y no ponerles límites; sin embargo, el ejemplo de Dios nos dice que la disciplina es una práctica sana que demuestra amor y preocupación genuina por otros.
Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella.
Hebreos 12:11 (NTV)
La disciplina no solo es un acto de amor, sino que también tiene beneficios (Proverbios 29:15-17). Por ejemplo, en la Biblia vemos que aquellas personas que recibieron corrección de parte de Dios y le obedecieron, luego gozaron de grandes bendiciones.
Un hijo que obedece la corrección tendrá una vida recta y podrá cosechar los frutos que ella produce; por eso la disciplina de los padres es importante.
No dejes de disciplinar a tus hijos; la vara de castigo no los matará. La disciplina física bien puede salvarlos de la muerte.
Proverbios 23:13-14 (NTV)
Hay cierta controversia con respecto al castigo físico, ya que algunos afirman que no se debe practicar porque daña la psicología de los niños y adolescentes. No obstante, en la Biblia dice que se puede aplicar con el fin de corregir (Proverbios 22:15).
Cuando la Biblia habla de corrección física, hace énfasis que se hace con amor y no violencia o enojo; por eso advierte a los padres:
Corrige a tu hijo cuando todavía estés a tiempo, pero no acabes con él a punta de castigos.
Proverbios 19:18 (PDT)
La disciplina, incluso si es física, debe hacerse con el fin de corregir un mal comportamiento; pero no se debe llegar al extremo de humillar, avergonzar o degradar al hijo. Por eso las Escrituras dicen que los padres deben disciplinar como lo haría Dios:
Y ustedes, los padres, no hagan de sus hijos unos resentidos; edúquenlos, más bien, instrúyanlos y corríjanlos como lo haría el Señor.
Efesios 6:4 (BLPH)
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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