Hoy, si me dejas, quiero hablarle a todos aquellos que se consideren cristianos. A aquellos que piensen que esa es su religión o su manera de vida.
Con tu permiso, te escribo lo siguiente: “Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan importante.” Esto dice en GALATAS 6: 1Y 2.
Parece que no les estuviera hablando a los de Galatas solamente, sino que vino a ver como vivimos los hispanos, lo que hablamos cuando compartimos un mate, o un café. Parece que el apóstol Pablo se convirtió en una mosquita pequeñita y presenció los momentos que pensamos que nadie ve, o nadie mas escucha. Siendo sinceros, ¿Quién se siente identificado con esto? ¿Alguna vez te has sentido demasiado como para ayudar a alguien? Quiero decirte que en general, lo que termina pasando, es que en algún momento te caes, y te toca mirar desde abajo a aquella persona que no le extendiste una mano.
La biblia no solo es certera sino también práctica. Mi recomendación en el día de hoy, y lo que tocó mi corazón es lo siguiente, espero que te sirva:
1- Proponte de corazón hacer algo bueno por tu hermano, tu amigo, que se encuentra en la oscuridad o se está equivocando de camino.
2- Nunca te creas demasiado, ayuda a los demás, no los mires desde arriba. (Y si no lo haces porque quieres ayudarlos, hazlo por el simple hecho de recordarte que no eres mejor que nadie.)
3- Cuida tu corazón.
