Muchas personas se pasan la vida mudándose de un lugar a otro. Cambiando de ciudad o de empleo, no se sienten a gusto en ningún. Eso sucede porque la verdad es que aún no llegamos a nuestro hogar.
Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas.Nos fatigamos en nuestro cuerpo actual y anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera ropa nueva.Pues nos vestiremos con un cuerpo celestial; no seremos espíritus sin cuerpo.Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, gemimos y suspiramos, pero no es que queramos morir y deshacernos de este cuerpo que nos viste. Más bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida.
2 Corintios 5:1-4 (NTV)
Es una sensación de insatisfacción para muchos. Para otros es una inconformidad con todo. Pero si tienes cerca a una persona así, sé comprensivo. Es que aún no llegamos a nuestro hogar verdadero, a nuestro destino final con cuerpos gloriosos.
De hecho, hay otros que no se sienten a gusto con sus cuerpos. Se quieren hacer cambios y en algunos casos es para bien, en otros casos, estaban mejor como originalmente fueron creados. Pero esa inconformidad tiene que ver con el hecho de que aún no llegamos a nuestro hogar.
Tiene que ser un lugar muy especial el que nos está reservando Jesús. ¡Nada menos que con Él y para pasar la eternidad a Su lado! ¿No te causa emoción? Y no debemos criticar ni estar inconformes con lo que nos toque en esta vida, sino recordar que aún no llegamos a ese hogar.
En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy.
Juan 14:2-3 (NTV)
Debemos aprender a apreciar esta vida porque sí nos la dio Dios y la debemos disfrutar también. Sabemos que aún no llegamos a nuestro hogar final, pero entre tanto, agradezcamos la vida que Dios nos dio con todo y sus altos y bajos que nos preparan para vivir la eternidad.
Es aquí donde tenemos nueva oportunidad cada día para ser mejores, para crecer espiritualmente y acercarnos más a Dios. No desaproveches este tiempo quejándote. Más bien busca las maneras de marcar la diferencia y dejar impactos hermosos en las almas de otros hasta que lleguemos a nuestro hogar.
Y la razón por la que hablamos a muchos de Jesús es precisamente para que aprendan de ese lugar especial que será su hogar si reciben a Jesús en sus corazones. Queremos que sean salvos y verlos, si los amamos, en ese lugar especial que será nuestro hogar eterno.
Hasta ese día, acerquémonos más a Dios y hagámoslo prioridad en esta vida y en este hogar que nos tocó vivir. Lee tu Biblia a diario y ora constantemente, con agradecimiento, humildad de corazón y con fe. Desarrolla tu confianza en Dios cada día y aférrate a Sus promesas.
Bendito y amado Dios. Gracias por esta vida. He tenido muchos momentos difíciles, pero he contado contigo, con Tu presencia siempre. Gracias por tu generosidad, por proveer todo lo que necesito y más. Te amo y te alabo. Doy gracias también por Tu promesa de preparar un lugar que será mi hogar final y por la eternidad. ¡Nada menos que a Tu lado! ¡Qué bendición! Ayúdame a acercarme cada día más a Ti y a llevar a muchos a conocer de ti. En el nombre de Jesús, amén.
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