“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;” Filipenses 2:3 (RVR 1960).
Muchos pensamientos negativos surgen cuando alguien nos hace daño, ya sea de forma intencional o accidental, y es muy probable que estas ideas lleguen a convertirse en actos de resentimiento en respuesta al daño recibido; pero Dios nos enseña que las acciones que realicemos no deben ser con el deseo de provocar discusión, sino más bien nuestras prácticas deben tener como fundamento el amor que lleva al perdón y reconciliación.
Por Neyda Cruz
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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