Cuando conversamos con Dios, al tener una relación estrecha con Él, le podemos compartir todas nuestras inquietudes, nuestros anhelos, los deseos más profundos que tenemos e incluso las dudas; lo importante es que lo hagamos con sinceridad absoluta.
Buscar a Dios siempre y conscientes de que lo que le vamos a decir o pedir, ya Él lo sabe. Sin embargo, a Él le place que le hablemos, que nos sinceremos con Él y disfrutemos de Su presencia. Es esencial dirigirnos con sinceridad absoluta a Él.
De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad. Hebreos 11:6 (NTV)
Si llegas a tener aún alguna duda con respecto de Su deidad, de Su existencia, háblalo con Él. Pídele respuestas. Él está atento siempre a nuestras inquietudes y las comprende y le place sacarnos de dudas y ayudarnos a resolver nuestros conflictos.
La Biblia habla acerca de la necesidad de sinceridad en la adoración. Y debemos entender que la sinceridad no es una virtud en sí misma. Digamos que hay quienes pueden estar sinceramente equivocados, pero tengamos claro que al buscar a Dios debemos hacerlo con sinceridad absoluta.
La sinceridad es estar libre de fingir, engañar o ser hipócritas. Es honestidad, palabras libres de mensajes indirectos, de halagos con fines de manipular o de muchos adornos. Dios nos ama tal cual somos y lo sabe todo. Nunca pensemos que podemos engañar o manipular a Dios.
De la misma manera, seamos honestos, vivamos con sinceridad absoluta para Dios, con respecto a quienes tenemos en nuestro entorno. Cuidemos hasta nuestros pensamientos, revisemos nuestras intenciones cuando hacemos el bien o demostramos amor a otros.
No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno. Romanos 12:9 (NTV)
A Dios nadie engaña, por tanto, ni lo pienses. Alaba a Dios de corazón, conversa con Él con el respeto y reverencia que merece. El maravilloso Creador del Universo, de todo lo que existe, tiene ojos para ti. Sabe lo que piensas y deseas y se complace en que lo busques y le hables como a un amigo.
Amado Dios, Único, vivo y verdadero, doy gracias por tener acceso a ti. Te amo y te necesito. Con sinceridad te digo de corazón, que necesito de tu ayuda para seguir en tus caminos, para comportarme acorde como un Hijo de Dios, que me has dado ese privilegio. Que siempre valore tu gran amor y me dirija a ti con sinceridad absoluta y reverencia. Te amo, te respeto, te necesito y te estoy totalmente agradecido, amén.
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