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Cuando la misericordia es ejercida por una persona

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Mateo 5:7 (RVR1960).

La misericordia es la disposición de sentir compasión por el que sufre. Jesús al enseñar en diferentes circunstancias tuvo este sentir por las personas, lo cual lo llevó a tomar acción a favor de los que estaban a su alrededor. La mirada de Jesús no sólo fue superficial ni un mero sentimiento de lástima;más bien, Él actuó para bendecir a los necesitados.

Del mismo modo, Dios no sólo vio la miseria de la humanidad sino que actuó a favor nuestro para salvarnos.

Cuando uno experimenta la misericordia de Dios en su propia vida, es cuando puede manifestar esta virtud en su carácter. Si uno realmente es seguidor de Cristo evidenciará con sus acciones las cualidades del Señor.

Un hijo desea ser como su padre, de la misma manera como hijos de Dios debemos imitar al Padre celestial.

Me gustaría mencionar dos aspectos donde la misericordia puede ser ejercida por una persona.

La misericordia es extender la mano para ayudar al necesitado

Ver la necesidad de las personas no sólo nos debe llevar a sentir lástima por ellos. Más bien, debe producir en nosotros compasión y llevarnos a tomar acción a favor del que sufre.

El egoísmo y la indiferencia nos ciegan para no ver a profundidad la carencia de aquellos que nos rodean. Hagamos un lado lo negativo, eso no proviene de nuestro Padre. 

Las acciones movidas por la compasión no solamente son a nivel económico. También podemos dar consuelo al dolido, aliento al desanimado y sobre todo compartir el evangelio con los necesitados de Dios. La misericordia es extender la mano para ayudar a los que están sufriendo.

Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

Lucas 6:36 (RVR1960).

La misericordia es perdonar como Dios nos perdonó

Los verdaderos creyentes conocen realmente la misericordia de Dios porque ellos han experimentado su perdón. Al igual que Él nos perdonó, nosotros también debemos perdonar a los que nos ofenden.

Cuando alguien nos hace daño debemos tener presente que es una oportunidad para desarrollar la misericordia que aprendimos del Señor.

Las personas que nos lastiman, puede que estén enceguecidas por el dolor, el enojo o el pecado. Nuestra actitud debe reflejar compasión y un acto bondadoso a su favor. Por esta razón la misericordia es tener la disposición de perdonar los agravios de quienes nos han ofendido.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 4:32 (RVR1960).

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Neyda Cruz

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