Categories: Devocionales

¡Cuidado, no digas nada más!

Se dice que la población femenina es la que más habla, utilizan alrededor de 20.000 palabras al día, en comparación con las 7.000 que los hombres pronuncian.

Hablar es un privilegio que posee el ser humano, pero también tiene responsabilidades; a muchos les resulta fácil opinar sobre la situación de otros a pesar que el interesado no esté presente en ese momento.

En el libro de proverbios encontramos un sabio consejo:

Hablar demasiado conduce al pecado. Sé prudente y mantén la boca cerrada.” Proverbios 10:19  (NTV).

Si bien tenemos la posibilidad de expresarnos con libertad, también tenemos que ser responsables con cada palabra o comentario que sale de nuestra boca, sería imprudente dedicarse solamente a hablar y hablar sin límite.

¿Alguna vez oíste estos refranes?

“El pez cae por su propia boca”, “En boca cerrada no entran moscas”

Una lucha diaria que todos tenemos (hombres- mujeres) es poder callar en el momento adecuado y justo, ¿No te ha pasado que en algunas conversaciones hablaste demás y luego te reclamas a ti mismo porqué dijiste eso?

Si te gusta hablar y a veces lo haces más de lo necesario, te animo a tomar en cuenta estas verdades:

     – Tus palabras pueden destruir “La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las consecuencias” Proverbios 18:21 (NTV).

      – Piensa antes de abrir tu boca “Mis amados hermanos, (…): todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse” Santiago 1:19 (NTV).

      – No devuelvas lo que te dijeron “No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto. Al contrario, devuelvan bendición, pues Dios los ha llamado a recibir bendición” 1 Pedro 3:9 (DHH).

     – Edifica “No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen” Efesios 4:29 (DHH).

Tienes el derecho de hablar lo que desees pero recuerda que también eres responsable de cada palabra que dijiste, no te permitas caer en pecado solamente porque no puedes controlar tu lengua.

Que tu boca y que cada palabra tuya sea para dar gloria y honra a Dios.

“Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día.” Salmos 71:8 (RVR1960)

Por Judith Quisbert

 

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

CVCLAVOZ

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