¿Alguna vez te has empecinado en algo que estaba mal? Somos conscientes de las actitudes positivas y negativas que tenemos, pero a veces nos empecinamos en actuar mal, ¿te ha pasado? En el libro de 1ra Samuel encontramos un triste suceso de los hijos de Israel en contra de su padre Dios.
… constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
1 Samuel 8:5-7 (RVR 1960)
La historia muestra que el pueblo de Israel estaba empecinado en tener un rey. Dice la Biblia que, antes que Saul gobernara, Dios era quien reinaba; por lo que con gran tristeza podemos leer las Palabras del Señor: “no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”.
¡Terrible traición! Dios solo se había preocupado por su pueblo y estaba siendo desechado. Podemos preguntarnos ¿en qué pensaban? ¿Acaso no era suficiente ser guiados y cuidados por el Señor vivo y verdadero? Pero, lastimosamente muchas veces nos parecemos a Israel.
¿Cuántas veces nos hemos empecinado en algo que no está bien? Por ejemplo, al encapricharnos con una relación que no agrada al Señor, al sostener una mentira, al dar lugar a placeres que nos quitan santidad; hacemos oídos sordos rechazando la autoridad de Dios y decidiendo que nosotros mismos gobernaremos nuestras vidas.
Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros. Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón.
1 Samuel 12:19-20 (RVR 1960)
Cuando el pueblo de Israel empezó a enfrentar las consecuencias se arrepintió por rechazar a Dios; tal vez podemos pensar que ellos eran merecedores de los castigos que pudieran caerles, pero, prestemos atención a las palabras de Samuel: “No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová”.
Cuando fallamos a Dios, la mayoría decide alejarse de sus caminos, pero el Señor dice “no os apartéis”.
A pesar de todo lo que hiciste, las decisiones que hayas tomado, debilidades o errores que cometiste o la vergüenza del pecado, no te apartes, sino corre a sus pies para ser renovado una vez más porque Él te ama.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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