Marcos 2:4 NTV: “Como no podían llevarlo hasta Jesús debido a la multitud, abrieron un agujero en el techo, encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al hombre en la camilla, justo delante de Jesús.”

Seguramente escuchaste la frase “La fe mueve montañas”. La fe es confiar en que lo que esperas llegará, pero esta historia muestra la fe puesta en acción en favor de una persona.

¿Quién en su sano juicio conociendo la cura a alguna enfermedad no la compartiría?

Cuatro personas escucharon de Jesús, que Él sanaba enfermos y hacía muchos milagros. Seguramente entablaron una conversación al respecto y se acordaron de su amigo que estaba paralizado de medio cuerpo, sufriendo en una cama, esperando la misericordia de su familia; probablemente se encontraba aturdido, en una profunda depresión y con un semblante triste.

Pero una mañana, cuál sería su sorpresa al ver a sus cuatro amigos ingresar por la entrada de su habitación y decirle, “Vamos a dar un paseo” Seguramente exclamó: ¡¿A dónde me llevan?! ¿Qué hacen?, ¿Por qué no me dejan solo? Esa es la actitud de las personas que perdieron toda esperanza.

“Vamos a ver a Jesús”, le dijeron sus amigos y lo cargaron en una camilla. Caminando por las calles de la ciudad se dirigieron al lugar donde Jesús se hallaba predicando, era casi imposible llegar hasta Él a causa de la multitud que obstaculizaba el camino por querer escuchar al Nazareno, al Maestro.

Estos varones subieron por las escaleras externas de la casa donde se hallaba Jesús, abrieron una brecha en el techo con sus manos y bajaron con cuerdas la camilla donde se encontraba su amigo.

Jesús vio la fe en estos varones, esos ojos brillantes llenos de esperanza, el Señor se acercó a este paralítico y le dijo: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” (Marcos 2.5b RV60)

No conocemos los pecados del paralítico, en ese estado algunas personas que no tienen una fe sólida son dominadas por la impotencia, la incredulidad, los pensamientos negativos, las palabras llenas de amargura; pero Jesús lo perdonó y sanó.

Marcos 2.11-12 RV60: “A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”

Toda incredulidad desapareció, levantó su lecho y se marchó, la fe y la amistad lograron que el milagro se realizara ¿Hasta dónde llegarías por un amigo o un familiar que sufre?

Por Carlos E. Encinas.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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