Normalmente cuando hablamos de músculos, pensamos en la fuerza física. Puede ser que algunos piensen en la fuerza mental. Lo cierto es que nos ha sido dada la habilidad de cambiar el mundo por medio del servicio, el amor, el respeto y adoración a Dios.
Vivimos un tiempo donde habrá cambios constantes. Hay cosas que nos causan pesares, hay éxitos y logros que nos traen felicidad. En medio de todo, la fe sigue transcendiendo las circunstancias y nos permite encontrarle sentido a la vida.
Todas las cosas por las que pasamos, nos llevan a hacernos musculosos, fuertes en el mejor de los atributos humanos: la fe. Esas circunstancias difíciles, terribles, nos retan a creer, a tener la valentía de hacer cosas que no pensábamos que haríamos.
Cuando logres fortalecer tu fe y hacerte así musculoso en el espíritu, vas a conocer el contentamiento. Es el gozo que nos da sabernos amados y respaldados por Dios, por el único y verdadero, el omnipotente y omnipresente Dios.
Lo extraño, es que para alcanzar ese contentamiento, tenemos que soltar riendas. Debemos aprender a darle las riendas a Dios y humildemente esperar en Su voluntad. Es un reto que nos trae responsabilidad. Tener ese superpoder con nosotros, nos puede alejar de la humildad.
Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes.Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios. Efesios 3:17-19 (NTV)
Hazte musculoso en el espíritu, fortalece tu fe y acércate cada día más a Dios. Cuida de tu espíritu mucho más de lo que cuidas tu cuerpo y tus deberes. No olvides que Dios está presente siempre que le buscamos. Sabe lo que está en nuestra mente y conoce nuestros deseos más profundos.
Por tanto, pide a Dios siempre que se haga Su voluntad en tu vida. Ora a diario por sabiduría, por crecimiento espiritual, por una fe fortalecida. Pídele que te ayude a hacerte musculoso en el espíritu, de manera que puedas vencer las tentaciones de este mundo y salir victorioso.
Padre Amado Jehová, bendito Dios. Te amo y te necesito. Gracias por haberme escogido. Gracias porque estás siempre que te buscamos. Es un privilegio enorme poder conversar contigo mi Dios. Te pido que me ayudes a fortalecerme en mi fe, que sea yo musculoso en el espíritu, mucho más que física o mentalmente. Ayúdame a soltar siempre las riendas y pedirte a Ti que te hagas cargo de todo en mi vida. Bendíceme Señor, bendice mi familia y mis amigos. Gracias por tu amor, amén.
¿Qué ha hecho que te debilites en tu fe?
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