Las escrituras nos muestran el buen trabajo que realizaba Juan el Bautista, en ella podemos encontrar un relato muy interesante para atesorar en nuestras vidas.
Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él.
Juan 3:26 (RVR 1960).
Se puede notar claramente que algo molestó a los discípulos de Juan, no podían asumir que su maestro estaba siendo despojado por alguien más. Podría decirse que sus corazones empezaron a llenarse de celos y envidia, exclamando con un gran descontento «todos vienen a él».
Los discípulos de Juan estaban alarmados, pero él estaba tranquilo, con paz en su corazón. Juan no permitió que nada le haga olvidar su misión y el buen trabajo que estaba cumpliendo cada día; su respuesta a sus discípulos refleja un corazón humilde que conoce a Dios.
Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. (…) Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Juan 3:27-30 (RVR 1960).
En las palabras de Juan encontramos un tremendo mensaje y en la forma que reacciona ante esta situación. Respondió que todo lo que tenía era un regalo de Dios; aclaró que Cristo era fundamental y no él; así mismo, aquello cumplía su gozo porque daba lugar a la voluntad del Señor.
Cada uno cumple un rol diferente en esta tierra, unos tendrán mayor responsabilidad que otros, pero no debe significar que haya miramientos entre los siervos de Jesús.
A pesar de que Jesús estaba bautizando y atrayendo a grandes multitudes, Juan entendía que no tenían el mismo ministerio, ni rol. Jesucristo era el Mesías único, el personaje principal de la historia, por tanto, su obra debía ser continuamente exaltada.
Juan el Bautista nos muestra que podemos ser populares y exitosos por fuera, y aun así ser humildes. Su vida nos enseña a realizar un buen trabajo para Dios, con gozo, sin envidia, ni celos, sino enfocados en que se cumpla la voluntad del Señor.
Te animo a valorar los dones, talentos y servicio que realizas al Señor. No te compares a otros, sino valora quién eres y el lugar que te encuentras; ama a Dios y sírvele con gozo y con todo tu corazón.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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