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Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.  Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: !Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Mateo 16:22-23 (RVR 1960).

En este pasaje podemos ver  a Pedro en un momento muy particular porque, pese a que fue uno de los discípulos de Jesús y caminó junto a Él durante su ministerio terrenal, pero en ese momento el Maestro lo llamó satanás, ¿Cuál fue la razón por la que el Señor le dijo tal cosa?

Sencillamente porque en  ese momento Pedro estaba siendo un instrumento del enemigo, procurando que Jesús no llevara a cabo lo que fue determinado por Dios. Pedro dejó de ver el propósito que nuestro Padre había trazado.

Nosotros podemos  convertirnos en instrumentos del enemigo, cuando ponemos nuestra mirada en las comodidades o placeres que el mundo nos ofrece más que en Dios.

Pedro caminó con Jesús, escuchó sus enseñanzas; pero aún así fue atraído para desobedecer y ser tropiezo para el Maestro. Está claro que todos seremos seducidos para salirnos del propósito de Padre; sin embargo, está en nosotros la decisión de ceder a la tentación o mantenernos firmes en los designios del Señor. 

Es por ello que Jesús nos instruye y nos dice: “Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil” Mateo 26:41 (NTV).

Para que todo nuestro ser sea un instrumento útil en las manos de Dios es necesario mantenernos en comunión con Él y no bajar la guardia ante los ataques del enemigo, que tiene como propósito usar nuestras vidas como instrumentos de perversidad. 

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.