“No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. Pero yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.” Mateo 7:21-23 (NTV)
En este pasaje bíblico Jesús explica claramente que no todo aquel que le llame Señor entrará al reino de los cielos, sino aquel que hace la voluntad del Padre. Esto quiere decir que al cielo no vamos a entrar por obras, ni por ser buenos, sino por hacer la voluntad de Dios.
Esto no quiere decir que es en vano que vayas a la iglesia, que le sirvas en algún ministerio, que salgas a evangelizar o que trabajes para el Señor en algún área, desde luego que no. Si lo estás haciendo te felicito y animo a continuar en la obra de Dios.
Lo que quiero transmitir es que tu prioridad siempre debe ser hacer la voluntad del Padre, porque hay personas que aparentemente están haciendo la obra de Señor, pero lo que los motiva o impulsa es el beneficio que encuentran para ellos mismos; es decir, que no lo hacen para agradar a Dios sino al hombre.
Por eso es importante que te preguntes y examines como lo hacía el rey David. “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.” Salmos 143:10.
En algún momento dije que David es uno de los hombres que más admiro de la Biblia, porque a pesar de que tuvo muchos errores en su vida, supo reconocer los mismos, arrepentirse y buscar a Dios. En alguna oportunidad dijo: “Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva.” Salmos 139:23-24 (TLA)
Simplemente, con esta oración, lo que David estaba haciendo era buscar la voluntad de Dios y tratar de agradarle en todo. Su prioridad siempre fue Dios y guardar sus enseñanzas. “Dios mío, cumplir tu voluntad es mi más grande alegría; ¡tus enseñanzas las llevo muy dentro de mí!” Salmos 40:8 (TLA)
Toma un momento para examinarte y preguntarte: ¿Lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios para mi vida? ¿Le agrada a Dios mi forma de actuar? ¿Qué debo mejorar o cambiar para hacer la voluntad del Señor?
“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2 (NTV).
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Ya no de reidículos; por una parte dices que nadie se salvará por hacer obras, y por otra que hay que hacer la voluntad de Dios (obras según como lo entienden ustedes). Es impresionante la falta de entendimiento y lógica. Hacer la voluntad del Padre JAMÁS ha significado el hacer obras de ningún tipo: ir a la iglesia, orar por los enfermos, hacer obras de caridad, ser obediente, y un largo etc. Hay 2 voluntades; la buena voluntad de Dios, y la del diablo. El que no hace la una hace la otra; no hay una media. Los hijos de Dios siempre hacen su buena voluntad, y esto es frutos de labios que confiesan su nombre. Pero no se trata de repetir una oración, sino que en todo momento los hijos de Dios lo reconocen a él como aquel que tiene el control de todo, incluída la fe. Los que hacen la voluntad del diablo son todos aquellos que creen que por ser supuestamente muy espirituales se ganarán la salvación.
Con respecto al rey David, él era solo un hombre que se equivocaba con respecto a esto. Tenía muy buenas intenciones, pero él no sabía que nada podía hacer, ya que la salvación es de Dios y no de lo que haga o deje de hacer.
¡Hola Fernando! Gracias por dejarnos tu comentario.
Estamos de acuerdo en que la salvación no es por obras, sino por gracia, pero nuestra transformación, por la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, puede ser vista a través nuestras acciones, de nuestra conducta, es así como se exteriorizan los frutos del Espíritu Santo, de forma práctica.
Sí, tienes razón, David fue un hombre que tuvo sus errores (como todos nosotros), pero en el versículo que citamos en el devocional, vemos que él quería agradar a Dios y deseaba vivir de acuerdo a Su voluntad, por eso le pide que lo examine y le muestre si hay algo malo, esa es su oración.
¡Bendiciones!