¿Qué es lo más importante para nosotros? Todos tenemos cosas en la vida que valoramos mucho, cuidamos y le damos la importancia que merece; como hijos de Dios debemos reflexionar sobre aquello que tiene gran valor en nuestras vidas.
Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino. Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.
Éxodo 33:1-4 (RVR 1960)
Dios había prometido llevar a Israel a la tierra prometida. Él es fiel y justo, por lo que cumpliría su promesa, la cual era sacar al pueblo de la esclavitud, vencer a sus enemigos y llevarlos a un lugar rico, donde fluye leche y miel. Pero, no estaban felices.
Tristemente recibieron un mensaje que no esperaban, el Señor dijo: “yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino. Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos”.
Después de tantos años, el pueblo de Israel por fin conquistaría la tierra prometida y este era un motivo de gran gozo; un ángel pelearía sus batallas, comerían de todos los frutos, disfrutarían de las bendiciones, ¡por fin cumplirían aquel sueño anhelado! Pero, se enteraron de que Jehová no estaría con ellos, por lo que, llanto y luto habían llenado sus corazones.
En ese momento comprendieron que de nada servía todas las bendiciones si el Señor no estaba con ellos; tampoco la tierra que tanto habían anhelado, la leche, la miel, si al final faltaba lo más importante: “La presencia de Dios”.
¿Qué sentido tiene el éxito, todos los logros, una profesión, el dinero, un buen trabajo, toda la salud, si al final no está Dios en medio de nosotros?
Si bien tienes sueños y metas que alcanzar, quizá anhelos profundos en tu corazón, estos no deben estar por encima de lo más importante que es “la presencia de Dios”.
Este tiempo examínate, no esperes a que sea demasiado tarde para arrepentirte, puedes tenerlo todo en la vida, pero nada ocupará el vacío de no tener al Señor en nuestros corazones.
Te animo a reflexionar en qué es lo más importante para ti, asegúrate que Él ocupe el primer lugar en tu vida porque entonces habrás aprendido una gran lección.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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