Tenemos la tendencia de pensar a Dios como una caja de deseos que nos concede todo cuando lo pidamos. Y muchas veces Dios nos complace, pero no siempre, y debemos estar claros, Dios no está a nuestra disposición. Nos ama, pero sabe lo que nos conviene.
Si algo no nos va a hacer bien, no nos lo va a conceder. Y hay cosas de la vida que permite que nos ocurran, no por castigarnos, sino para fortalecernos y que nuestro testimonio, al permanecer aferrados a Él y salir victoriosos, sea de Su agrado, ya que le daremos la gloria y la honra, porque Él todo lo merece.
Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.
Salmos 37:4 (NTV)
¿Cómo nos deleitamos en el Señor?
Cuando verdaderamente nos conectamos con Dios, mantenemos una relación estrecha en la que lo buscamos todos los días y en todo momento. Así es como nos deleitamos, cuando el tiempo que pasamos con Él nos llena, nos agrada y nos satisface. Sentimos urgencia de estar con Él.
Nos debe producir dicha pensar en los momentos que pasamos con Dios, y Él nos brindará Su amor, nos conducirá por los caminos correctos y tendremos identidad. Aprenderemos con Él, el gran valor que tenemos porque somos Creación Suya.
Aunque no nos conceda los deseos de nuestro corazón
Aun cuando el Señor no nos conceda lo que deseamos, nos alegraremos cada día que abrimos los ojos, nos regocijaremos con cada amanecer hermoso y atardecer precioso que veamos, los sentiremos como regalos de nuestro Dios. Así nos deleitamos en Él y, aunque no nos conceda todos nuestros deseos, igual le adoraremos.
Al hacerlo nuestra prioridad diaria sentiremos que sin Dios somos nada y que sin comunicarnos primero con Él no podremos seguir el día. En Él nos fortaleceremos, nos alimentaremos espiritualmente y lograremos victoria. Deléitate siempre en nuestro Dios.
Salmos 1:1-2 (NTV)
Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones, sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche.
Oración del día
Gracias Señor mi Dios por tu gran amor, bondad y misericordia. Gracias por haberme creado, por tu perdón y por darme nuevas oportunidades cada día. Me deleito en ti mi Dios y te alabo y bendigo, porque tú eres maravilloso, sin igual. Tu amor me sostiene, me alimenta, me da aliento y me alegra la vida. Gracias Señor, bendito seas por siempre mi Dios. Solo eso quiero orar hoy Padre amado, no te quiero pedir nada más, solo adorarte y bendecirte. Gracias Padre, en el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
Cuéntanos, ¿cómo te delitas en el Señor?