A veces es más cómodo quedarnos quietos en un lugar, pero esa quietud podría ser fatal.
Se dice que el gran violinista italiano Niccolo Paganini, que vivió en los años 1782 – 1840, legó su excelente instrumento, que le había dado fama en el mundo entero, a su ciudad natal de Génova; pero amaba tanto el violín que lo había hecho famoso, que dispuso en su testamento que el instrumento no debía ser tocado nunca más, simplemente debía ser expuesto dentro de una vitrina. Pero esto no es bueno para los instrumentos de cuerda y de madera.
Como resultado de la demanda de Paganini, su maravilloso violín transformó su apariencia en simple madera, de tal modo que ni siquiera puede ser sacado de la vitrina para que no quede hecho polvo. Se ha consumido como una pieza de museo.
El principio de rejuvenecimiento es por medio del uso, ese es el secreto para que las cosas se mantengan en buen estado.
Seguramente, si ese violín hubiera seguido siendo usado por músicos cuidadosos y diestros en el arte, hubiera seguido siendo útil.
Al igual que este violín, si nosotros no nos mantenemos en constante movimiento, si no ponemos en práctica los dones y talentos que tenemos, solamente lograremos que se deterioren.
Y esto no solamente hablando de un movimiento físico constante, porque seguramente te ha pasado que aprendiste algo pero si no lo pusiste en práctica, olvidaste cómo hacerlo o ya no tienes la destreza de antes.
Muchas veces, sobre todo cuando todo va muy bien, sufrimos el peor de los riesgos al quedarnos inmóviles espiritualmente.
Dejamos de buscar a Dios, ya no le damos importancia a leer su Palabra o a congregarnos y entramos en un letargo que sin darnos cuenta, puede llevarnos a alejarnos del Señor; y en 1 Pedro 5:8 encontramos una gran advertencia:
« ¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar» (NTV)
Por eso es importante que no te detengas, que te mantengas alerta y cuides tu relación con Dios. El quedarte quieto, hará que bajes la guardia y que seas más vulnerable a cualquier peligro.
No olvides que la quietud puede ser fatal; a nivel físico, espiritual o mental. No dejes que el letargo ponga en riesgo tu vida, ponte en movimiento y permite que Dios pueda dirigirte y cumplir su plan para tu vida.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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