Es impresionante cómo el pez Salmón nada en contra de la corriente del río para poder volver a su lugar de origen, tiene que pasar torrentes que son extremadamente rápidos, y no puede permitirse ni siquiera un descanso, ya que al hacerlo la corriente del río lo arrastraría invariablemente. De la misma manera como hijos de Dios debemos mantener nuestra integridad sin dejarnos llevar por la corriente del mundo.
Al igual que el salmón la pasividad solo nos llevaría a ser arrastrados hacia donde no queremos ir. Desde el mismo momento en que aparecen las dudas en el camino de nuestra fe, corremos serios riesgos de ser llevados por la corriente del mundo. Es por ello que Dios nos da una mandato: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:9 (RVR 1960).
Por Neyda Cruz
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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