“Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.” Hechos 27:20. (RVR1960)
Muchos de los que estaban a bordo habían perdido la esperanza de salvarse, pero Pablo nunca la perdió, él sabía que Dios controlaría la tempestad. Quizás en algún área de tu vida se ha levantado una tempestad tan fuerte que te hace pensar que no hay salida y ha llegado el final. Hoy quiero decirte que por más difíciles que se tornen los problemas Dios te dice: ¡No temas, ni pierdas tu esperanza en mí, porque yo soy quien calma la tempestad!
Por Ruth Mamani
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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