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¡No somos negociantes sino RADICALES!

Un hombre que tenía problemas con el alcohol tuvo la oportunidad de conocer a Cristo y decidió dejar el vicio. Pudo pasar unos cuantos días sin beber ni una gota de alcohol, entonces resolvió caminar por los bares donde antes pasaba las horas bebiendo, con la idea de que nada sucedería, pero un día la tentación fue más fuerte.

Negociante es la persona que se dedica a una actividad en la que busca un acuerdo con alguien más para satisfacer los intereses de ambos.

Radical es a aquella persona  que suele ser tajante y firme en su decisión.

Dios nos llamó a ser radicales con el pecado y no negociantes cuando se trata de la fe, santidad y la relación que tenemos con Él.

“Por lo tanto, si tu ojo —incluso tu ojo bueno te hace caer en pasiones sexuales, sácatelo y tíralo. Es preferible que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.” Mateo 5:29 (NTV)

En nuestra vida diaria nos encontramos frente a situaciones constantes en las que  debemos decidir si ser radicales o negociantes, pero en la vida del creyente no debiera existir la opción de negociar.

Cuando conocemos verdaderamente a Dios estamos dispuestos a renunciar a todo aquello que no es correcto y que es pecado; quizás dejar esas prácticas no se logre de un día a otro, sino que representa una lucha diaria, pero en ocasiones nos ponemos a negociar esperando que Dios lo acepte.

¿Qué te estás permitiendo hacer y pensar?

Bien sabemos que no estamos libres de las tentaciones y problemas pero somos los únicos responsables de permitir o no que esas viejas costumbres o gustos se queden con nosotros y  a veces, como el hombre de la historia, pensamos que no necesitamos alejarnos de aquello que nos hace pecar.

Dios insta a dejar por completo al viejo hombre “desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño.” Efesios 4:22 (NTV)

Si tu lucha es la pornografía, sé radical y aparta de ti todo aquello que pueda hacerte caer nuevamente.

Si estás peleando con el adulterio, sé radical y corta toda relación con aquella persona que está destruyendo tu vida y hogar.

Si tu batalla es contra la fornicación, sé radical y huye.

¡No te permitas negociar con el pecado, Dios espera que seas un radical!

Por Judith Quisbert

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

CVCLAVOZ

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