La pereza es la falta de voluntad para actuar, trabajar o atender las tareas que nos competen y puede ser muy perjudicial si te dejas dominar por ella. Este antivalor, es un obstáculo porque estanca tu desarrollo personal, social, espiritual y también perjudica a la gente a tu alrededor.
Se la puede llamar también negligencia o descuido de los deberes u obligaciones en los que deberíamos ocuparnos, y es todo lo contrario a la diligencia, la cual como hijos de Dios estamos llamados a practicar.
Pero tú, holgazán, ¿hasta cuándo seguirás durmiendo? ¿Cuándo despertarás?
Proverbios 6:9 (RVR 1960)
Cuando la pereza ha estado ganando espacio en tu vida, y hasta te está dominando, ¡Despierta! Porque un hijo de Dios no puede volverse un haragán ya que es interferir con los propósitos de su Padre. Además, nuestra nueva naturaleza en Cristo nos motiva a ser diligentes y productivos por amor a Él.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
Colosenses 3:23-24 (RVR1960)
La pereza es un pecado que te perjudica demasiado, así que renueva tu mente y tus fuerzas con el Señor y sé comprometido con todos tus deberes y obligaciones, no sólo por responsabilidad sino también por agradecimiento a Dios.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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