“No hay otro Dios como tú, porque tú perdonas la maldad y olvidas las rebeliones de este pequeño resto de tu pueblo. Tú nos muestras tu amor y no mantienes tu enojo para siempre.” Miqueas 7:18(DHH).
Una de las cosas que más nos cuesta es perdonar a las personas que nos hicieron daño. Cuando Dios nos perdona, olvida por completo nuestras faltas, aún cuando no somos merecedores de un perdón tan grande y amoroso.
Si miramos con los ojos de Dios, podemos tomar la iniciativa de perdonar y cuando lo hagamos podremos sentir el alivio que significa sanar una herida que cargábamos en nuestro corazón.
Quizás recuerdes en este momento, algunas personas que te han hecho daño y digas: no lo voy a perdonar porque no merecen mi perdón. Ante esto recuerda que ninguno de nosotros tampoco merecemos el perdón de Dios, sin embargo Él nos perdona por su amor y misericordia. Si hemos recibido perdón, perdonemos aunque no se lo merezcan.
Por Giovana Aleman
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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