Encender la ira es muy fácil, sólo debemos cerrar nuestros oídos y apresurarnos para hablar y listo, el fuego de la ira arderá grandemente. En cambio, para ganar y controlar la ira se requiere dos elementos importantes, el escuchar con atención y el tardar en responder.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
Santiago 1:19-21 (RVR 1960)
Dar rienda suelta a la ira es una trampa para nosotros mismos, porque nos controla y actuamos cegados por el enojo y, casi siempre, el enojo es un mal consejero.
Puede ser que nuestra reacción de enojo o ira se produzca por pensar que vamos a perder, ya sea el respeto de los demás, tiempo, algo material, autoridad o cualquier cosa. Pero lo que realmente perdemos es la paz, con nosotros mismos y con los demás porque el enojo nos lleva a reaccionar de una manera inapropiada e hiriente.
»Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.
Juan 14:27 (NTV)
En vez de perder la paz debemos buscar mantenerla firme en nuestra mente y corazón, guiados por Dios y a su manera. Por eso, para ganar, ante el enojo o la ira, debemos renunciar a nuestro derecho de ofendernos con facilidad y a estar centrados en nosotros mismos.
Dios nos enseña con amor, escuchemos con mucha atención su guía y pongámosla en práctica.
La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.
Proverbios 15:1 (RVR 1960)
Señor, quiero aprender a controlar mi enojo. Necesito que me ayudes a poder escuchar con atención y prontitud, y a controlar las palabras que salen de mi boca, porque muchas veces respondo al calor de mis emociones y luego me arrepiento.
Espíritu Santo, afirma el dominio propio que me diste, en este día doy paso a que tú controles mi ser, gracias por tu paciencia Dios y por enseñarme a renunciar para ganar. En el nombre de Jesús, amén.
Cuando te enfrentes a una situación que despierte el enojo o la ira, ¿cómo puedes prepararte para que esas emociones no te dominen?
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