“Y… ¿qué haré si me quedo sin nada?” es la pregunta que quizás te hiciste cuando escuchaste que mejor es dar que recibir, aún cuando las cosas no van nada bien.
El doctor R.A. Torrey contaba acerca de una experiencia acerca de la provisión divina que había vivido en su juventud.
Un día cuando subió al tranvía, después de pagar su billete descubrió que sólo le quedaban siete centavos y no sabía de dónde vendría el dinero para comprar su próxima comida para él y su familia. Sin embargo, se dijo a sí mismo que no se preocuparía porque Dios siempre había suplido sus necesidades.
Apenas había tomado asiento cuando una señora entró en el coche y pagó sus cinco centavos, pero el cobrador le devolvió la moneda diciendo que no era buena. Grandemente atribulada la mujer le dijo que era todo lo que tenía y el cobrador le ordenó bajar.
Conmovido por el caso, Torrey puso en manos del cobrador la única moneda de 5 centavos que le quedaba, sin preocuparse de que sólo le quedaban dos céntimos, lo que no era suficiente ni siquiera para pagar su viaje de vuelta en el tranvía; motivo por el cual tuvo que volver a pie.
Cuando se dirigía a su casa, de súbito un coche paró a su lado y un hombre lo detuvo para preguntarle cómo iba la obra de su ministerio. A las pocas palabras de Torrey, ese caballero sacó su cartera y le dio 200 dólares, diciéndole:
—Hace días que deseaba encontrarlo para darle algo para la obra.
Andando hacia su casa, el doctor Torrey dio gracias a Dios por el alto dividendo que había recibido por sus 5 centavos dados en aquella mañana.
Cuando hay abundancia y las cosas van bien, es muy fácil dar, pero, ¿qué pasa cuando hay una crisis?
La tendencia normal es que pensemos en nosotros mismos, en nuestro bienestar y el de nuestras familias y que después, si queda algo, demos a los demás. Sin embargo, el Señor promete suplir nuestras necesidades:
Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.
Lucas 6:38 (NTV)
Todo el mundo está atravesando una crisis muy fuerte por la pandemia. Algunos se han visto más afectados que otros, pero todos enfrentamos los efectos de un aislamiento prolongado.
Sin embargo, pese a lo adverso del panorama, no deberíamos preocuparnos por quedarnos sin nada al momento de ayudar a los demás, porque si Dios ha prometido suplir nuestras necesidades, así será, Él no miente.
Si conoces a alguien en necesidad ayúdalo y Dios se encargará de suplir tus necesidades.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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